El pasado fin de semana nos sumamos a la beta que la gente de EA abrió para que una gran cantidad de gamers puedan probar desde sus casas el nuevo Battlefield: Hardline, el FPS que se animó a cambiar a los terroristas y al ejército de EEUU por policías y ladrones.
Habiendo jugado a todos los BF anteriores, Hardline nos dio una sensación familiar, y queda en duda la necesidad de que el título sea un juego independiente, y no una gran expansión de su hermano actual, Battlefield 4.
Gráficos
En primera instancia, y para hablar de algo que siempre se destacó en la franquicia, hay que mencionar el aspecto gráfico. La parte visual tiene varias diferencias respecto al juego anterior, y es -quizás atribuible a que estuvimos probando una versión en desarrollo- un downgrande obvio. Y a pesar de que en ningún momento los gráficos decepcionan, está claro que las texturas no están en una resolución tan alta como podrían.
No tenemos ninguna queja pero tampoco nada para resaltar particularmente respecto a los modelos y los efectos, pero nos gustaría ver mejores gráficos en la versión final.
La acción
Los ladrones se quieren llevar el dinero, y la policía lo va a tratar de impedir como sea. Eso incluye todas las armas que tiene a su disposición y sin ningún miramiento en las vidas que toman, ni en los daños que puedan causar en la infraestructura de la ciudad.
Los modos de juego no son los tradicionales Capture the flag, Conquest, etc, pero están lejos de sentirse como algo novedoso y distinto.
En uno, los ladrones tienen que robar el dinero y volver a la base para depositarlo, lo que se complica cuando la policía ocupa el lugar y la masacre corta el flujo del juego.
En el otro, ambas facciones tratan de llevarse el dinero de la otra, llevándolo desde la base contraria hasta la suya. Bueno, ok, es casi un Capture the flag…
El mapa en el que pudimos jugar es extenso. Y aunque hayan ciertos puntos en los que -como en cualquier deathmatch- se junte la mayoría de los jugadores, este está lleno de lugares por los que podemos movernos casi con la certeza de estar solos, reforzando la idea de que la estrategia de buscar otro punto de ataque es acertada. Parte del encanto está en la verticalidad. En algunos edificios se puede acceder a pisos realmente altos que están modelados con detalle, y que a simple vista y desde el piso no parecen estar ahí.
Jugando como policía, se siente la necesidad de subirse a los vehículos apenas empieza la ronda. Prendiendo las sirenas, podemos salir en un auto, en un camión de transporte o en moto. Los criminales tienen también a su disposición autos para llegar lo más rápido posible al centro del desastre, o para volver a la base con lo robado.
La acción por momentos se vuelve rápida y engancha, ya que no hay que esperar mucho para volver a jugar después de una muerte, y los puntos de encuentro en el mapa están bastante definidos gracias a los objetivos y el diseño del lugar.
¿Counter que?
Hay un aspecto de BF: Hardline que recuerda al Counter Strike más que los equipos incluso. Y es que a medida que vamos cumpliendo objetivos y mejorando, vamos ganando dinero con el que podemos comprar armas o accesorios. A diferencia del CS, lo que compremos ya queda para usar cuando querramos, en lugar de tenerlo disponible por solo una vida. Pero lo interesante de esto es que es se separa del progreso lineal y preestablecido en armas que había en BF3 y 4. Acá podemos comprar la que nos guste, siempre que nos alcance el efectivo. Es un cambio sencillo en teoría pero que es más que bienvenido.
A esperar
Solo queda esperar a la salida oficial dentro de muy pocos meses. Esperemos que los modos de juego y mapas de la versión final justifiquen el hecho de que BF:HL no sea un DLC de su antecesor.
